Tras un calamitoso fin de temporada pasada y un verano de lo más entretenido como consecuencia de los numerosos fichajes que han ido paulatinamente incorporándose a este renovado e ilusionante proyecto blanquivioleta comandado por Paco Herrera, el calendario de la -ahora denominada- Liga 123 quiso regalarnos el primero de los tres partidos ligueros del Real Valladolid en tierras madrileñas nada menos que en la tempranísima segunda jornada de competición.
A diferencia de otras ocasiones en que tenemos la fortuna de disfrutar de una visita del Pucela “a nuestra casa”, el tórrido día de agosto y lo tardío del horario del partido nos hizo decantarnos por fijar la hora de quedada ya por la tarde, reuniéndonos a partir de las 19:00 en el clásico Mesón Moreno, situado frente a la puerta 11 del estadio y punto de encuentro habitual en otras ocasiones en que hemos visitado Vallecas y donde siempre somos tratados de maravilla.
Así, a partir de las 19:00 fueron paulatinamente incorporándose los peñistas, aprovechando entre cerveza y cerveza para saludar al resto de aficionados desplazados desde Valladolid, ponernos al día de nuestros respectivos veranos, y por supuesto, para presentarnos y conocer mejor a los nuevos peñistas incorporados durante el verano a la familia pucelana en Madrid.
Durante el prepartido recibimos la exótica visita de Yuja, aficionado japonés del Shimizu Pulse que, aprovechando su estancia en Madrid y dado que el club de sus amores había descendido por primera vez en su historia a la Segunda División japonesa, quiso conocer de primera mano el ambiente en un partido de la categoría de plata del fútbol español. Yuja nos confesó que su idea era animar al Rayo, pero entre la simpatía de Silvia y los conocimientos de japonés de Zigic, rápidamente cambió de opinión.
Llegadas las 21:00 horas de la tarde-noche y habiéndose suavizado (afortunadamente) la temperatura, accedimos al estadio, donde nos topamos con la desagradable sorpresa de que el Jefe de Seguridad del Rayo nos impidió desplegar nuestra pancarta que en tantas ocasiones hemos desplegado sin problema alguno en tantos campos de nuestra geografía.
Aún nos preguntamos contra qué o contra quién puede “atentar” una pequeña pancarta violeta en la que se lee “Pucelanos en Madrid”, pero entre las ganas que teníamos de ver y animar al equipo y que en ningún caso deseamos protagonizar incidente alguno, optamos por resignarnos y acceder al estadio con la pancarta dentro de la mochila. Aprovechamos para agradecer a la Federación de Peñas la queja pública emitida al respecto, así como para suscribir el resto del texto en el que relataba el pésimo trato del que fue objeto la afición vallisoletana por parte de la seguridad del campo de Vallecas.
Durante el partido pudimos disfrutar de un Real Valladolid totalmente distinto al que nos torturó durante la temporada pasada, dando al final por bueno el punto obtenido y con la impresión unánime de que al menos este año competiremos. Antes de despedirnos, tuvimos la oportunidad de hacernos una rápida fotografía de familia de todos los peñistas asistentes con nuestra pancarta en la grada baja del estadio.