Pese a que muchos de nosotros teníamos marcado en rojo el desplazamiento a Miranda desde principio de temporada, hace poco más de un mes, tras la debacle de Sevilla, las esperanzas de llegar con aspiraciones a este tramo de calendario parecían haberse disipado del todo, sin embargo, la buena racha encadenada por el equipo nos brindó la posibilidad no solo de viajar a la ciudad ferroviaria con mucho en juego, sino además, acompañados de casi un millar de peñistas y aficionados pucelanos en lo que ha sido, junto a Oviedo, el desplazamiento más numeroso del año.
La lástima fue que este infame horario mañanero nos obligó a pegarnos un madrugón considerable y, peor aún, privarnos de saborear durante más horas el ambiente de una Miranda de Ebro teñida de blanquivioleta y en la que, en cada calle y en cada terraza, no era raro ver un grupo de aficionados pucelanos.
Así pues, con una hora de retraso por un incidente con un despertador que no sonó (tradición secular en nuestra peña), la expedición compuesta por siete peñistas divididos en dos coches salió de Madrid para, tras una brevísima parada técnica en Lerma para desayunar, llegar a los aledaños de Anduva con el tiempo justo de recoger las entradas y hacer la larguísima cola de acceso al estadio.
Del partido poco más que añadir a lo ya leído en foros, medios de comunicación y redes sociales: un bajón considerable que poco a poco fuimos enjugando al caer en la cuenta, ya en frío, de que el empate nos colocaba en playoffs. Así lo vivimos y así parecían vivirlo los jugadores a la salida del campo de camino al autobús, donde casi todos los que fueron requeridos por la afición allí congregada, se acercaron a saludar, hacerse fotos y firmar autógrafos y camisetas.
Pasados unos minutos nos dirigimos a una céntrica calle de Miranda de Ebro, donde nuestra Federación de Peñas junto con varias peñas del Mirandés, programaron una agradable paellada de hermanamiento en la que, pese el bajón de unos y otros cada cuáles por sus motivos, disfrutamos de un rato agradable antes de emprender viaje de regreso a casa. Con las ganas de marcha que tenía el personal, siempre nos quedará la duda de la que se hubiese montado en ese acto, con DJ incluido, si no nos metemos ese gol en propia meta en el minuto 95…